sábado, enero 29, 2011

Memorias de Portarretrato... Capítulo 5: Inexplicablemente

Inexplicablemente todo había cambiado desde aquel día...

Flora y Sofía estaban realmente emocionadas con la llegada de su nieto. Unas semanas después de aquella plática en la oficina de Sofía, Flora, Paulo y Alberto fueron formalmente a pedir la mano de Carolina. Fue una emotiva y elegante cena. La fecha de la boda se acercaba cada vez más, a la vez, el vientre de Carolina mostraba la inminente llegada de el nuevo miembro de ambas familias, que desde ahora, serían como una sola...

Para Darío una pequeña llama se había encendido dentro de él; no sabia si era amor, pasión, reconciliación o simple gusto. Pasados once días de la muerte de su madre, Eva aun seguía en el país, así que, en un arrebato emocional y pensando lo mejor para sus hijos, su padre y sus hermanos, decidió ir a Milán, empacar, vender su casa, dejar el trabajo, y regresar al país; a estar cerca de su familia, de su padre; y a la vez, que Ricardo y Leonel convivieran más con Darío. Curiosamente, un par de números adelante de la casa de Darío, acababan de construir unos modernos y espaciosos apartamentos, Eva no dudo ni un segundo; con el dinero de la venta de la casa de Milán, compró uno de esos departamentos...

Para Andrea las cosas no iban tan bien; a pesar de que había decidido guardar el secreto de el origen de Aurora un poco más, la angustia era permanente. La falta de trabajo y la "Cuota de recuperación" pagada en la Academia habían comenzado a afectar en la economía familiar. No obstante, tanto Luis como Andrea hacían su mayor esfuerzo por salir adelante. Curiosamente, Luis había desarrollado un peculiar gusto por asistir clandestinamente al casino, creía firmemente en su suerte y en lo que ésta le ayudaba a generar más dinero, y para su fortuna así era, por ahora los juegos de azar estaban de su lado...

Inexplicablemente todos habían tomado rumbos distintos desde aquel día...

La universidad... Aquella universidad que había albergado hace ya algunos años a Darío, Sofía y Andrea tenía nuevos estudiantes, entre ellos Ricardo quien decidió estudiar la misma carrera que su padre; Fotografía. Natalia también asistía, la chica había elegido Arquitectura y Decoración. Forzado por sus padres y guiado por su pasión, Miguel decidió iniciar sus estudios universitarios en Música. Al enterarse de ello, Greta pensó que si estudiaba en la misma universidad que el chico, podría acercarse más a él; así que la chica optó por estudiar Periodismo.

Carolina había tenido ya un par de desmayos; debido al riesgo había dejado la universidad a tan solo un año de terminar sus estudios en diseño de modas, por si fuera poco, la boda cada vez estaba más cerca, y aun faltaban muchas cosas que preparar. A su vez, el pobre de Alberto estaba saturado; la universidad lo absorbía casi totalmente, y preparar una boda no era nada sencillo.

Para Sofía las cosas iban tomando su curso en la agencia; ser presidenta era complicado, pero poco a poco se iba adaptando a sus nuevas ocupaciones.

La relación de Darío con Eva se volvió maravillosa; ahora estaban más unidos, como antes, incluso para Darío mejor que antes, todo iba realmente bien...

Aurora comenzaba a preocuparse, su madre comenzaba a tener esa característica cara de angustia más seguido, y su padre se ausentaba largas horas al día. Debía conseguir un trabajo lo más pronto posible.

Inexplicablemente habían pasado dos meses desde la muerte de la madre de Eva...

Sofía revisaba su agenda, la agenda que Franco llevaba hasta hace unos meses; una cita aparecía programada para dentro de dos días; era un hecho que su marido la había programado mientras él era presidente. Sofía nunca se había percatado de aquella anotación, y cuando leyó el nombre que aparecía escrito se sorprendió fuertemente y deseó que fuera una infortunada coincidencia; estaba ansiosa por saber si se trataba de la misma persona, después de tantos años, le generaba mucha curiosidad, la cual no se saciaría hasta dentro de dos días...

Como resultado de su constante preocupación, Aurora perdía fácilmente la concentración en sus clases; por primera vez algo no relacionado con el baile ocupaba la mayoría de sus pensamientos. Al final de la clase de Ballet Contemporáneo su profesora se acercó a ella. -Llevas varias clases cometiendo bastantes errores, te siento desconectada, ¿tienes algún problema Aurora?- preguntó la profesora suavemente. El tono de voz de la maestra inspiró confianza en la chica, pero no la suficiente. -Gracias por preocuparse maestra, son problemas personales, pero mis padres y yo sabremos como solucionarlo- dijo Aurora sin intención de dar más información. -Andrea y Luis, son tus padres ¿Cierto? Los conocí cuando tenía tu edad, trabajé con ellos- dijo la profesora tratando de crear un ambiente de confianza con Aurora, quien solamente asintió con la cabeza y siguió acomodando su maleta. -He escuchado que buscas trabajo- afirmo la profesora después de unos minutos cuando Aurora estaba por salir del aula. La chica fingió no haber escuchado y siguió su camino hacia la puerta. -Tengo un empleo que quizá pueda interesarte, llámame si te interesa- ofreció la maestra de una manera muy tentadora, al mismo tiempo que extendía en su mano con una tarjeta con su número telefónico. -Gracias maestra Bianca- dijo Aurora al tiempo que tomaba la tarjeta en su mano y abandonaba el salón de clases...

Desde que comenzaron las clases en la universidad era usual encontrar a Ricardo, Miguel, Greta y Natalia juntos. Se conocían desde que eran niños y ahora, comenzaban a frecuentarse más seguido.
-¿Cómo van tus clases Miguel?- preguntó Greta interesada al tiempo que encendía su cigarrillo. Para su mala suerte el chico no había escuchado la pregunta ya que platicaba amenamente con Ricardo sobre su banda.   -Por Dios Greta es demasiado temprano para fumar ¿No crees?- dijo Miguel en tono de broma cuando se percató de que su amiga fumaba. Greta soltó una risita nerviosa y se sonrojó bastante.
-Y tu Natalia, deja ese libro, platica con nosotros- dijo Miguel a su hermana mientras le despeinaba un poco el cabello. -Créeme Miguel, estoy escuchando todo, y mi libro es diez mil veces más interesante que tu banda y el tabaco de Greta- dijo Natalia noble y sarcástica a la vez, todos rieron.
Nadie había notado que una chica se acercaba. -Greta ¿Encendedor?- preguntó la chica, quien tenía un cigarro en la mano. Era hermosa, alta y de tez muy blanca, largo y lacio cabello negro azabache y unos cautivadores ojos verdes, además de un seductor tono en su voz. Sin decir una palabra Greta sacó un encendedor de su bolso y se lo entregó a la chica , quien prendió su cigarro y se marchó. -Vaya Greta, es hermosa ¿Cómo se llama?- preguntó Ricardo bastante impresionado por aquella chica. -Olvídalo "Ricky", vuela muy alto. Se llama Monserrat, es una compañera de clase- contestó Greta sin dar mucha importancia. -¡Debes presentármela!- dijo Ricardo bastante entusiasmado. -Veremos- respondió Greta haciéndose la interesante...

Contrario a las indicaciones de el médico y a pesar haber estado en cama un par de días antes, Carolina se puso en pie para continuar con los preparativos de la boda. Estaba algo débil, pero nada que no pudiera controlar. Esa tarde debía ir a la boutique de novias a probar su vestido. Flora y Natalia la acompañarían. La boutique se encontraba en la parte más alta de un antiguo edificio en el centro de la ciudad. El elevador no funcionaba. Tuvieron que subir escaleras, bastantes. Ya cuando habían subido gran parte de el largo trayecto Carolina tomó de la mano a su hermana Natalia, y con un simple y desgastado "Ya... ya no puedo", Carolina de desvaneció...

Inexplicablemente Darío sintió la necesidad de hacer algo; algo que podría cambiar su vida de ahora en adelante, incluso mejorarla, así decididamente, salió de su estudio ...

Inexplicablemente Eva tenía ya un presentimiento de que aquello podía suceder, y finalmente sucedió.... Alguien tocaba la puerta, abrió y se encontró con Darío, un ramo de flores y una botella de vino. -Hola Eva- dijo Darío y aclaró la garganta. -¿Te... te gustaría hablar acerca de la remota posibilidad de darnos una segunda oportunidad?- preguntó Darío con su singular tono de seguridad y nerviosismo a la vez. Eva lo miró fijamente, como petrificada -Vaya- suspiró Eva mostrando cierto descontrol. -Verás, no creo que sea el momento indicado para hablar; Patrick está por llegar, hace casi una hora me avisó que estaba en el aeropuerto- explicó Eva con cierto tono de vergüenza. -¡Oh! Ya veo... Disculpa... quédate las flores, creo que yo necesitaré esto- dijo Darío meneando la botella de vino y dando pasos hacia atrás. -De verdad Darío, lo siento- dijo Eva sinceramente; sentía mucha pena. Darío no dijo nada más y desapareció de la puerta...

Inexplicablemente Darío sufrió una decepción, como hace años no la sufría... Inexplicablemente la esperanza se había ido...

miércoles, enero 26, 2011

Memorias de Portarretrato: Capítulo 4: Un día en el Cementerio

La paz podía escucharse silenciosa en el cementerio, débiles rayos de sol, frescas corrientes de aire jugueteando con las ramas de los árboles, aves revoloteando entre las tumbas, al tiempo que emitían melancólicas y a la vez alegres melodías.

La despedida a la madre de Eva fue muy memorial, nostálgica. Había mucha gente.
-Chicos, no tolero este griterío, iré a caminar un poco, cuiden a su madre- dijo Darío refiriéndose al escándalo que montaba una prima de Eva con un gigante sombrero negro frente al agujero de tierra recién cubierto...

La sala de espera de aquel consultorio estaba casi vacía, Natalia y Carolina eran las únicas que esperaban.   -Es extraño, aunque mamá lo sabe, no logro tranquilizarme- dijo Carolina mientras veía el reloj nuevamente. El doctor había demorado bastante. -No todos los días te enteras que tu hija va a ser mamá, dale tiempo, ¿Crees que no desea tu felicidad? Es un hecho que si, pero no es fácil digerir la noticia. Tal vez por el momento ni tu ni mis papás estén tranquilos, pero recuerda algo, siempre serán tus padres, siempre estarán ahí para ti, y si, tal vez no lo han demostrado como esperabas, pero pase lo que pase te van a apoyar- dijo Natalia a su hermana, era muy común que Natalia diera este tipo de consejos, fuertes y a la vez suaves, maduros pero reconfortantes. La enfermera llamó a Carolina y le pidió que entrara al consultorio.

-Tenía ya algún tiempo sin venir a verte- dijo Darío al trozo de piedra que llevaba grabado el nombre de Corina, así como su fecha de nacimiento y muerte. -Es extraño volver a este lugar, es extraño también que  tu no seas el motivo principal por el que vine... Aun así, no podía evitar venir a verte; mis hijos están aquí; es curioso que nunca les haya contado de ti, cuando pudieron haber sido tuyos, algo me dice que si nos hubiéramos casado seguiríamos juntos, no como con Eva... Dejé de creer que mi vida era a tu lado cuando me enamoré de ella, pero ahora he vuelto a donde empecé y ya no tengo veinte años, no se si valga la pena intentarlo, volver a empezar, tengo miedo de estar solo y a la vez tengo miedo de estar acompañado de alguien que no sea la indicada, cuando la indicada pudiste ser tu... - Darío hablaba sinceramente, sentía que ella le escuchaba, acariciaba la lápida de Corina como si fuera su cabello, como si fuera su mejilla, la cual no había acariciado desde hace más de 20 años... -Papá ¿Quién es Corina?- preguntó Ricardo quien venía al lado de Leonel, ambos habían caminado buscando su padre hasta encontrarlo en aquella lápida con ese nombre. Darío volteó desconcertado, como si lo hubieran sorprendido haciendo algo malo. -Bien, creo que es hora de que conozcan mi historia con Corina, quien, como pueden ver, lleva muerta más de 20 años- Darío tomó el hombro de sus dos hijos y caminaron sin dirección, y entre lápidas y arreglos florales, aquel bello día, Darío contó a sus hijos por primera vez acerca de Corina.

-Lo sabías ¿No es así Flora?- dijo Sofía a su amiga quien se encontraba sentada de el otro lado el escritorio en su oficina. Sofía había citado a Flora para hablar de lo que se había enterado un día antes. -Prometí que no te lo diría, de verdad lamento no poder hacerlo, lo bueno es que ahora ya lo sabes y que puedes apoyar a Carolina- dijo Flora como siempre, tranquila y comprensiva. Sofía estaba apunto de replicarle a Flora cuando Andrea entró a la oficina. -Perdón por la demora- dijo Andrea saludando a sus amigas. Pasaron largo rato platicando de Carolina, de la boda y el embarazo. -Y tú Andrea ¿Cómo has estado?- preguntó Flora a su amiga. -Todo bien, todo normal; con algunos problemas ahora que Aurora entra a la Academia; la música ya no reditúa igual que antes, pero lo importante es que mi niña sea feliz- contó Andrea resignada pero optimista. -¿Es muy costosa la Academia?- preguntó Sofía mientras escribía un correo electrónico.      -Digamos que la cuota de admisión fue bastante significativa y si a eso le sumamos el costo de las mensualidades , tendremos que hacer un par de sacrificios- explicó Andrea. -Vaya, Luis y tu son unos padres fantásticos, mira que cumplir el deseo de Aurora a pesar de su alto precio- alentó Sofía a su amiga. Andrea pensó en Luis, era cierto; Su marido se estaba sacrificando por hacer feliz a Aurora; a pesar de que no llevaran los mismos genes; no había duda, Luis era un gran padre. -Tengo una cita en unos minutos, ¿Les importa si seguimos platicando después?- dijo Sofía mirando el reloj. Flora y Andrea se despidieron de su amiga y salieron de la oficina. -¿Todo está bien Andrea? Creí notarte algo extraña cuando nos platicabas acerca de Aurora y la Academia, ¿Luis y tu necesitan ayuda?- dijo Flora a su amiga mientras el elevador descendía. -Flora, tengo un problema, que no tiene que ver con la Academia, ni con el dinero, pero si con Aurora- y diciendo esto, Andrea contó por primera vez a alguien la historia de el origen de Aurora...

-Es imposible, no hay ningún trabajo que se acomode a mis horarios- dijo Aurora a su amiga Greta. La chica estaba realmente preocupada, pronto iniciarían las clases en la Academia y aun no conseguía un trabajo.      -Debes tranquilizarte, pronto encontrarás algo adecuado- alentó Greta a su amiga. -¿Por qué no hablas con Miguel? El te puede ayudar a conseguir un trabajo en el cine- aconsejó Greta a Aurora. Greta pensaba constantemente en Miguel; de hecho, podría decirse que había comenzado a amarlo en secreto. -¿Estás hablando en serio? ¿Yo? ¿Vendiendo palomitas como aquel? Ni de broma- dijo Aurora en cierto tono despectivo. A diferencia de Greta, Aurora no tenía ningún tipo de trato con Miguel, ni le interesaba tenerlo, el chico no le llamaba la atención en lo mas mínimo. -Deja de decir tonterías y ayúdame a seguir buscando- dijo Aurora a su amiga Greta, quien aun pensaba en lo guapo que era Miguel...

En el consultorio Carolina no había recibido muy buenas noticias; su embarazo era delicado, y debía cuidarse para así cuidar a su bebé; la noticia la derrumbó un poco, pero Carolina era una mujer fuerte y optimista, a pesar de el miedo, algo le decía que su bebé estaría bien... -Quiero que me prometas que no le dirás a nadie lo que dijo el doctor- dijo seriamente Carolina a su hermana al salir de el consultorio. -Tu situación es delicada, es una idea absurda- opinó Natalia. -Sabes queno tolero que me traten como enferma, además estoy segura de que mi bebé estará bien, quiero tener una vida normal- dijo Carolina. - No diré nada, por ahora, pero si algo te pasa no dudaré en abrir la boca ¿De acuerdo?- propuso Natalia a su hermana. -De acuerdo- respondió Carolina complacida.

Después de el velorio de su madre, Eva visitó a Darío en su apartamento. Juntos prepararon de cenar, pasaron una noche como hace mucho no lo hacían. En familia. El ambiente era nostálgico y a la vez alegre. Silencioso pero solemne. -Me quedaré unos días más- dijo Eva cuando terminaron de cenar. - Sabes que puedo cuidar a los chicos cuanto tiempo sea necesario- dijo Darío sinceramente mientras bebía de su copa de vino. -Sólo serán uno o dos días más- respondió Eva a la oferta de Darío. Ricardo y Leonel se levantaron de la mesa y corrieron a la sala a jugar videojuegos. -Supongo que ahora que Ricardo entre a la universidad será más difícil verlos- dijo Darío dando por hecho tal lamentable situación. -Así será, aunque quiero que sepas que me parte el alma separarlos; creo que ya fue suficiente, es complicado que sus padres vivan en países distintos- dijo Eva sinceramente. -Y ¿Qué haremos al respecto?- dijo Darío acercándose un poco más a Eva. -Hay... Hay que ponerle un alto- dijo Eva viendo fijamente los ojos de Darío. Nuevamente, sus rostros estuvieron a sólo escasos centímetros de distancia. De repente, la atmósfera se rompió como una burbuja y ambos se separaron...

Por la noche Ricardo miraba el techo de su habitación, la historia de su padre con Corina aun lo tenía un poco sorprendido. -¿Te molesta si apago la luz? Intento dormir- preguntó Leonel adormilado. -Lo... lo siento. es que estaba pensando...-confesó Ricardo. -¿Pensando en qué? ¿No puedes dejar tus pensamientos para mañana?- preguntó sarcásticamente Leonel. -Pensaba en la historia de papá y Corina, es grandiosa ¿No crees?- dijo Ricardo sinceramente. -¿Grandiosa? Por favor Ricardo, mi papá aun no supera a la muerta esa, por eso no pudo ser feliz con mamá, eso es un hecho- aseguró Leonel malhumorado y acto seguido apagó la lámpara de noche. En completa oscuridad Ricardo siguió pensando en lo trágica pero magnífica que era esa historia...

Secretos revelados, pasiones ocultas, nuevas expectativas, singulares advertencias, inesperadas situaciones; que queriendo o no, estaba escrito que sucederían Un día en el cementerio...

lunes, enero 10, 2011

Memorias de Portarretrato... Capítulo 3: No más Lluvia

Cada vez que Sofía hacía un desayuno en la terraza del jardín era porque habían noticias. Ese domingo no sería la excepción... Aquel domingo, pintaba pálidos tristes grises desde que amaneció, a pesar de que un día antes el cielo radiaba con el brillo del sol, aquella mañana presagiaba tormenta...

Para Darío la mañana era magnífica, Ricardo y Leonel habían regresado a la ciudad mucho más pronto de lo previsto, y mientras Eva cuidaba a su madre, los chicos se quedaban en el apartamento de su padre. -Así que se llama Patrick- dijo Darío después de haber conocido la historia de la llegada de sus hijos a Milán. -Si papá, y sabes, no puedo negar que verlo en la casa me llenó de rabia, pero al mismo tiempo, encontrarlo ahí hizo que me percatara de algo. Dijo Ricardo muy decidido. -No tienes porque molestarte Ricardo, al fin de cuentas tu madre y yo estamos divorciados- explicó Darío a su hijo. -No es eso papá, si, me duele que mi madre y tu no estén juntos, pero creo que Leonel y yo comprendemos, y creemos que tanto tu como ella tienen derecho a rehacer su vida, y buscar alguien con quien continuar ¿O no Leonel?- dijo Ricardo serio y a la vez efusivo. -A mi me da lo mismo- dijo secamente Leonel sin poner mucha atención. -Chicos, puede que su madre haya encontrado a alguien con quien rehacer su vida, pero eso no significa que yo tenga que hacerlo, créanme, estoy muy bien- explico convencido Darío, aunque en su interior, dudaba si era verdad lo que decía.

-Bueno, como todos saben, cada vez que organizamos un desayuno en la terraza es porque hay una importante noticia que debe ser escuchada por la familia- dijo Sofía cuando todos habían terminado de desayunar, el nublado cielo les anunciaba la pronta llegada de la tormenta. -Por favor hija, no nos digas que nuevamente estás embarazada- dijo la madre de Sofía en tono de broma. -No madre, ahora, quien me pidió hacer el desayuno fue Carolina, ella es quien nos dará una gran noticia- dijo Sofía cediendo la palabra a su hija. Todos miraban a Carolina, expectantes, curiosos. -Bien familia, quiero decirles, que pronto me casaré, Alberto me ha propuesto matrimonio- dijo la chica un tanto nerviosa pero directa, sin desesperar a su familia que atenta la escuchaba. La madre de Sofía comenzó a aplaudir, Franco miró a su hija atónito. Miguel quedó sorprendido con la noticia y Natalia fue la única que felicitó a Carolina. -Pero eso no es todo; Alberto quería estar presente cuando se los dijera, pero creo que es momento de que se enteren de que pronto se convertirán en abuelos- continuó Carolina con una sonrisa en el rostro mientras miraba a sus padres. Todos se quedaron callados. La madre de Sofía siguió sonriendo y aplaudió aun más cuando escucho la noticia de su bisnieto. -¡¿Embarazada?!- preguntó Sofía incrédula y sorprendida.  -Se que es algo bastante inesperado, pero no me aterra la idea de ser madre- dijo Carolina tocando su vientre; todos comenzaron a levantarse y a meter las cosas a la cocina; parecía como si nadie hubiera escuchado la noticia, las gotas comenzaron a caer más fuertemente -¿Por qué no me lo dijiste Carolina? Creí que confiabas en mí; eso cambia la situación- dijo Sofía con tono aprensivo y a la vez de enfado, su ropa comenzaba a mojaras con la lluvia, Franco las llamaba con la mano, Sofía y Carolina eran las únicas que quedaban en el jardín. -¡El bebé no cambia nada! ¡Alberto y yo nos amamos y tendremos una gran familia! ¡Desde el principio noté tu inconformidad con mi matrimonio!- gritó Carolina a su madre, a quien le escurría agua de el cabello, la tormenta caía en su totalidad. -¡Carolina entiende! ¡Casarse es un paso muy importante en tu vida! ¡No puedes tomarlo tan a la ligera!- dijo Sofía acercándose un poco a su hija. -¿Qué te asusta mamá?- preguntó Carolina empapada, temiendo escuchar la respuesta. -Debes asegurarte que Alberto no se casa contigo por obligación- dijo Sofía más tranquila, pero en tono de advertencia. Sin decir una palabra Carolina se dio la vuelta y corrió hacia la casa, ignorando el llamado de su madre quien iba tras de ella...

La lluvia caía mas débil en otra parte de la ciudad. Darío y sus hijos llegaron a la casa de la abuela; los recibió Gabriel, hermano de Eva. -¿Cómo está tu madre Gabriel?- preguntó diplomáticamente Darío. -No hay cambios, la enfermedad ya está muy avanzada- respondió Gabriel tristemente.
Entraron a la casa, Ricardo y Leonel subieron rápidamente a ver a su abuela. Eva se encontraba en la sala, llorando. Darío se percató de que estaba ahí y decidió acercarse. -¿Estás bien?- preguntó suavemente tocando el hombro de Eva. -¡Darío! que sorpresa, pensé que solo traerías a los chicos- dijo Eva mientras secaba sus lágrimas intentando disimular su llanto. -Me tome la libertad de entrar para ver como van las cosas- respondió Darío sentándose al lado de Eva. -Todo sigue igual, debemos entender que morirá pronto, es el ciclo de la vida- dijo Eva como siempre, intentando hacerse la fuerte. - Vamos Eva, no puedes entender eso, es tu madre, porque no me dices en verdad ¿Cómo te sientes?- preguntó Darío sinceramente. Eva se desplomó, pero por más que deseaba llorar contuvo el llanto. -Ya está muy mal, no come, no duerme, no reconoce a casi nadie, está sufriendo- confesó Eva. -Cuando llegué a verla lo primero que hizo fue preguntarme quien era, no me recuerda- dijo Eva realmente abatida, por el hecho de no poder hablar con su madre porque ella, no la recordaba. -Son los medicamentos, la tienen muy débil, pregunta por mi, pero no me reconoce, estamos esperando que suceda...- explicó Eva a Darío, quien para ese entonces ya la abrazaba. -Se que es duro, pero ya verás que se pondrá mejor y te reconocerá, es imposible olvidar a una mujer tan maravillosa como tu- dijo Darío acariciando el cabello de Eva. Se miraron por un momento, como hace tanto no se miraban. No decían nada, solo miraban sus rostros. Cada poro, cada rasgo, cada marca. Por un momento Eva pensó en besar a Darío, la idea pasó como una ráfaga por la mente de él... -Voy a ver como están los chicos- dijo Eva poniéndose pie e interrumpiendo tan emotivo momento...

La lluvia golpeteaba la ventana de Aurora; la chica llevaba varios días sentada frente al ordenador, buscado un empleo adecuado a su tiempo y a su economía. "Es imposible, aquí no se encuentra nada" pensó la chica mientras cerraba la página web que leía. Aurora sabía que debía encontrar un empleo antes de entrar a la academia, pues de lo contrario su familia se vería en severos problemas económicos, además no podía defraudar a su padre. Eliminó el pesimismo de su pensamiento y siguió buscando. "Aun tengo tiempo, las clases comienzan en un mes" pensó la chica mientras continuaba su búsqueda.

Para el anochecer llovía casi nada. Carolina estaba encerrada en su habitación; después de la discusión con su madre corrió hacia ahí y cerró la puerta con llave; no había hablado con nadie aun; Sofía estaba bastante preocupada por su hija. Así que, junto con Franco decidió tocar la puerta. -Caro, soy yo, por favor abre, llevas mucho tiempo ahí- dijo Sofía suavemente. Carolina no respondió. -Vamos Carolina, debes comer algo, mi nieto no crecerá sano si no te alimentas- dijo Franco intentando por persuadir a su hija. Después de un par de minutos la chica abrió la puerta, y sin decir una palabra regresó a recostarse en su cama. -Entiendo que no te pareció el comentario acerca de tu boda- dijo Sofía en tono de disculpa.-Debes entender que Alberto y yo nos amamos, se que todo fue repentino, pero de verdad mamá como te lo dije, queremos formar una familia- dijo Carolina a su madre, quien ya estaba sentada al lado de ella. -Me encanta la idea, pero quiero que entiendas; formar una familia es una decisión importante, no te casas y tienes hijos todos los días,te apoyaremos sin dudarlo si has decidido casarte; igualmente lo haríamos si hubieras decidido no hacerlo, solo queremos que estés segura de que tus deciciones son las que te harán feliz- dijo Sofía a su hija acariciándole la mejilla. Carolina abrazó a sus padres justo cuando la lluvia cesaba en el exterior...
Para la madrugada ya solo quedaban en las calles los indicios y huellas de la tormenta. El teléfono repicó en el apartamento de Darío, quien contestó adormilado y casi sin entender nada, sin embargo escuchó claramente a Eva decir del otro lado de la bocina: -Darío, mi mamá murió-...

Cada vez que Sofía hacía un desayuno en la terraza del jardín era porque habían noticias. Aquel domingo no había sido la excepción; y aunque había un par de noticias predecibles, hubo otras impactantes e inesperadas...