viernes, diciembre 31, 2010

Memorias de Portarretrato... Capítulo 2: Tiempo.

Es curioso esto de el tiempo... las manecillas inmortales avanzan al compás de los segundos... Las vidas de las personas cambian al compás de las manecillas... un minuto, una hora, un día, una semana, un mes, un año... 18 años... el tiempo, hace la diferencia...

Eva acababa de despertar, a pesar del tiempo seguía idéntica, era una bella mujer, de fuerte carácter y explosiva personalidad. Cuando conoció a Darío jamás pensó que sería su esposa, curiosamente, cuando se convirtió en su esposa, jamás pensó que se separarían. Pero así era ahora, tenían dos hijos en común, pero cada uno seguía su camino por separado. Se dirigió a la cocina y sirvió dos tazas de café, hacía mucho que no tenía una noche como esa. Su cabeza punzaba fuertemente. Había bebido mucho alcohol. Iba de regreso a su habitación cuando reaccionó, ese día regresaban sus hijos de sus vacaciones con su padre. El reloj marcaba las 10 de la mañana, el avión de los chicos estaba planeado llegara 2 horas antes. "Por favor que se haya retrasado" pensó Eva mientras corría a su habitación. Despertó al hombre que dormía semidesnudo en su cama, aquella cama donde alguna vez durmió Darío. -Patrick, tienes que irte, debo ir a buscar a mis hijos al aeropuerto, su vuelo llegó hace casi dos horas- dijo Eva mientras se vestía rápidamente. -No te preocupes Eva, los vuelos siempre se retrasan- dijo Patrick mientras buscaba su ropa en el suelo, tenía un peculiar acento, sus rasgos europeos eran evidentes pero dominaba perfecto el idioma español. -Puede ser Patrick pero tal vez no tengo tanta suerte, debo irme ¡Vamos!- dijo Eva empujando a Patrick a la puerta mientras él apenas se abotonaba la camisa.

Justo cuando Eva abrió la puerta llegaron Ricardo y Leonel, con sus maletas, en un taxi. Los chicos bajaron y se sorprendieron al encontrar a un hombre con la camisa medio abotonada en su casa.

-¡Quién es usted!- gritó Ricardo a Patrick bastante enojado. -Déjame presentar...- Ricardo no permitió que Patrick dejara de hablar y gritó -pensándolo bien, no me interesa ¡LARGO!-

Eva incitó a Patrick a salir de la casa prometiéndole le llamaría después. El silencio fue el único protagonista por varios minutos. -Es Patrick, nos conocemos hace un año, anoche me propuso matrimonio...- dijo Eva quien se vio interrumpida por Ricardo. -Perfecto, espero que esa boda sea muy pronto, ya no me sentiré culpable si te dejo para vivir con mi papá- dijo el chico mientras subía las escaleras rojo de ira, enojado con su madre. Eva lo siguió, tocó la puerta de su habitación. Ricardo no contestó...

Para sorpresa de Luis y Andrea su hija Aurora estaba muy deprimida. Casi no salía de su habitación y no comía. Era extraño ver a la chica así, tan triste y silenciosa. Una tarde, Luis entró a la habitación de Aurora, quien estaba acostada, escuchando música. -Aurora ¿Podemos hablar?- dijo Luis mientras bajaba el sonido de la música. -¿Qué pasa?- dijo la chica molesta. -Se que estás enfadada, eres una triunfadora, y como tal, generalmente las cosas salen como deseas. Pero ahora no fue así- dijo Luis a Aurora en tono comprensivo. -Papá, no es momento de una plática motivacional- dijo Aurora levantándose de la cama.-No vengo a motivarte. Aurora, quiero ayudarte, quiero que seas feliz, estudiando donde quieres. No va a ser sencillo, y tendrás que buscar un trabajo, yo utilizaré algunos ahorros y podrás entrar a la academia- dijo Luis esperando que a Aurora le agradara la idea. -Gracias papá, te amo- dijo la chica abrazando a Luis fuertemente...

La nueva oficina de Sofía estaba abarrotada de papeles y pendientes por terminar. Las cosas aun no tomaban su curso, aun se sentía la ausencia de Franco. Sofía aun dudaba si había tomado la decisión correcta, dudaba si debía estar al lado de Franco, en casa. Su computadora la despertó de aquellos pensamientos notificándole que acababa de recibir un correo electrónico, era de su hija Carolina, éste decía:

"Mamá:

Cada vez que hay una noticia importante en la familia, organizas un exquisito almuerzo el domingo por la mañana.

Me encantaría dar la noticia de mi compromiso este sábado, se que estás muy ocupada, por eso decidí decírtelo por este medio, espero me puedas ayudar a preparar ese delicioso pastel que le encanta a mi papá. Puedes invitar a la abuela.

Estoy muy contenta mamá,

te quiere Carolina."

Con tanto trabajo Sofía casi olvidaba que su hija pronto se casaría. Aunque la noticia no le molestaba, aun no la asimilaba. Tenía un presentimiento de madre. Tomó su teléfono móvil y llamó a Flora.

-Flora habla Sofía, quiero verte, ¿Puedes hoy a las 7 en el café de la Plaza?- dijo Sofía al teléfono. -Claro que puedo, pero dime, ¿Qué es tan urgente?- preguntó Flora desconcertada por la llamada. -Sucede que tu hijo le propuso matrimonio a mi hija. Te veo en un rato- dijo Sofía terminando la llamada.

Esa misma tarde Andrea limpiaba las gavetas de su buró. Había montones de papeles ahí. Casualmente, encontró unos análisis de laboratorio. Los leyó detenidamente y los apretó fuertemente en su mano. Salió rápidamente de la habitación y corrió al estudio, donde se encontraba Luis trabajando. -¿Me puedes decir por qué guardas esto?- preguntó Andrea exaltada. -Andrea, son sólo unos análisis- dijo Luis tratando de tranquilizarla. -Unos análisis que indican que eres estéril ¿Qué pasaría si Aurora los encuentra?- dijo Andrea aun nerviosa. -Tienes razón, perdóname, no pensé en ello- se disculpó Luis. -Tenemos que deshacernos de esto- dijo Andrea arrugando aun más los análisis. -Si es lo que quieres, adelante, pero no podemos ocultarle la verdad a Aurora por siempre, algún día tiene que saber quien es su padre- dijo Luis a Andrea abrazándola suavemente. -Pero Luis... Tú... Tu eres su único padre- dijo Andrea mostrando debilidad en su voz. -Yo sé que para ti así es. Pero ella tiene derecho a conocer a su padre biológico, y él tiene derecho a saber que tiene una hija- dijo Luis en tono comprensivo. -Aun no estoy lista para la verdad- dijo Andrea mientras abrazaba fuertemente a Luis...

Flora llegó puntual al Café de la Plaza, sabía que Sofía estaba preocupada, lo notaba en el tono de su voz. Tenían años de conocerse, desde la universidad para ser precisos. Flora se casó con Paulo, y su matrimonio dio dos hermosos frutos, Greta y Alberto, quien era novio, ahora prometido de Carolina.
- Perdón por llegar tarde, estos días he tenido muchos pendientes en la agencia- dijo Sofía cuando llegó a la cafetería, media hora después de lo acordado.
-No te preocupes Sofía, mejor cuéntame ¿Qué sucede?- dijo Flora tan dulce como siempre. - La noticia me cayó como balde de agua helada. Carolina, mi hija, casada tan joven, no me lo esperaba, ¿Tu lo sabías verdad Flora?- dijo Sofía sincerándose. -Alberto me cuenta todo y entiendo como te sientes, pero conozco a mi hijo, se que está enamorado, se también que hará muy feliz a tu hija, y tu sabes más que nadie que cuando uno está enamorado hace hasta lo imposible por estar al lado de su amor- dijo Flora en un tono amigable. Flora siempre tenía las palabras ideales para alentar a sus amigos. -Son tan sólo unos niños ¿Y si su matrimonio no funciona?- dijo Sofía en un tono resignado. -Es un riesgo que ellos deben tomar, tienen que vivirlo para saberlo, lo importante es que ahora se aman, Alberto ama mucho a Carolina, créeme, sino no hubiera dado este paso- dijo Flora a su amiga en tono amigable. -Tengo un mal presentimiento- confesó Sofía a Flora. -Lo que tenga que pasar pasará, disfruta a tu hija en esta etapa de preparativos y no pienses en cosas negativas- recomendó Flora a su amiga...

Después de una hora, Flora y Sofía salieron del café. Cuando Flora llegó a casa la recibió Alberto con muchas preguntas. -Mamá, me dijo Greta que fuiste a ver a la señora Sofía, ¿Qué quería? ¿Hablaron de mí? ¿Le dijiste la verdad?- preguntó el chico bastante nervioso. -Calma Alberto, calma. Quería saber que pensaba de la boda, por supuesto le dije que la aprobaba. Si, hablamos de ti y de tus buenas intenciones con Caro. Y no, te hice una promesa y no le dije la verdad a Sofía, pero espero Carolina lo haga pronto- explicó Flora a su hijo. -Gracias Mamá, acabo de hablar con Carolina y ya se decidió, le dirá todo a sus padres el domingo- explicó Alberto a su madre. -Buena decisión, la verdad siempre sale a la luz, es mejor que lo sepan por ella y no por el tiempo- dijo Flora a su hijo mientras le acariciaba la mejilla...

Ricardo aun seguía muy enfadado con su madre. Con quien no había hablado desde en la mañana. El teléfono sonó una vez... Otra más... Ricardo no contestó, le daba rabia pensar que podría ser el tal Patrick. El teléfono dejó de sonar. Se quedó mirando el techo, realmente quería vivir con su papá, era su confidente, su compañero, su mejor amigo. Alguien tocó la puerta débilmente. -Ricardo, ábreme, hay malas noticias- dijo Eva del otro lado, apenas podía hablar. Ricardo abrió la puerta y miró a su madre. -Acabo de hablar con tu tío y... Tenemos que empacar, tu abuela está muy grave, creen que morirá pronto, quiero despedirme de ella- dijo Eva mientras una triste y débil lágrima escurría por su rostro. Ricardo abrazó a su madre.
-Tranquila mamá, todo estará bien, vamos, te ayudaré a empacar tus cosas- dijo Ricardo mientras tomaba de la mano a su madre y besaba su mejilla mientras caminaban a su habitación...
Al día siguiente la alarma sonó a las 6 de la mañana, Darío despertó sin ánimos, extrañando a sus hijos, de quienes el tiempo se había llevado su niñez. Sofía poco a poco se resignaba a la idea del matrimonio de Carolina y aunque tenía miedo de perder a su hija, el tiempo le daría la respuesta. Andrea estaba en una difícil situación, sabía que su hija ya era una mujer y que tenía que decirle la verdad; por otro lado deseaba regresar el tiempo a  los años donde Aurora bailaba ballet con un grupo de el jardín de niños, sin complicaciones, sin secretos...
 
Es curioso esto de el tiempo, realmente impresionante e inesperada es la manera con la que ha jugado con las vidas de Andrea, Darío y Sofía, y lo más intrigante de esto es que seguiría jugando con ellas un poco más...

martes, diciembre 28, 2010

Memorias de Portarretrato... Capítulo 1: El fotógrafo, la Diseñadora y la Cantante.‏

...Una Foto... Captura de un momento, congelado, estático, listo para ayudarnos a recordar, a vivir nuevamente, a reflexionar...Detrás de una foto hay muchas más cosas que sonrisas fingidas y congeladas, algo mucho más que gestos nobles y espontáneos algo más que herméticos abrazos y rostros acomodados... Detrás de una foto hay memorias... 
El portarretrato, impecable artefacto que sostiene, decora y protege fotografías. Pero. un portarretrato no guarda sólo un trozo de papel impreso; el portarretrato, es un incesante guerrero que estará ahí, a pesar del tiempo y el espacio, siempre de pie, custodiando todas las memorias que Una Foto guarda...

__________________________________________________________________________



Dieciocho años. Un gran salto en el tiempo. Los niños son jóvenes, los jóvenes son adultos, los adultos son ancianos. La vida cambia día con día, y en dieciocho años ha cambiado de manera impresionante.



EL FOTÓGRAFO

Darío sostenía entre sus manos un gran portarretratos. Era una foto de su boda con Eva. Lucían muy elegantes, Ricardo sonreía mostrando un hueco en lugar de un diente, Leonel miraba a la cámara siendo apenas un bebé. Habían pasado diez años de su boda, cuatro de su separación. Ahora Ricardo estaba por cumplir dieciocho años, Leonel tenía catorce. La familia de Darío era apenas la sombra de la familia que aparecía en esa fotografía.

Tenía apenas un par de días que sus hijos se habían marchado a Milán, después de tomar unas vacaciones con su padre, quien desde que se había separado de Eva regresó a su ciudad natal.

Unos días antes de que sus hijos se marcharan, mientras Darío lavaba los platos, Ricardo entró a la Cocina. -Papá pronto cumpliré dieciocho años- dijo Ricardo con cierto tono de miedo y vergüenza. -Lo sé, por fin podrás decidir cuando visitarme y cuando no, créeme se que viajar desde Milán hasta aquí es agotador- dijo Darío a su hijo con tono comprensivo. -De eso es de lo que precisamente quiero hablarte... Papá... Yo... Yo Quisiera venir a vivir contigo en cuanto sea mayor de edad- dijo Ricardo esperando que la respuesta fuera mejor de lo que realmente esperaba. - Ricardo, hemos hablado de eso, desde que tu madre y yo nos separamos tu te convertiste en el hombre de la casa, tu madre necesita mucho tu apoyo, debes cuidar de ella y de tu hermano. -Pero papá, ya sabes que yo siempre hubiera preferido vivir contigo ¿No te gustaría que viviéramos juntos?- dijo Ricardo casi implorando.

Darío secó sus manos y tomó al chico de los hombros. -Ricardo, pronto te convertirás en un hombre, pronto podrás tomar tus decisiones,  me encantaría que vivieras conmigo, pero me sentiría plenamente orgulloso de ti si haces lo correcto- dijo Darío mientras abrazaba fuertemente a su hijo.

Durante las vacaciones Ricardo no volvió a tocar el tema, sabía que su padre tenía razón, pero por un momento imaginó que Darío y él vivían juntos, de verdad añoraba que eso sucediera. 

Cuando Darío llevó a sus hijos al aeropuerto abrazó fuertemente a Leonel, quien con un simple "Nos vemos luego" se despidió de su padre. Ricarco tomó a su padre por el hombro. -Gracias papá- dijo el chico mientraz abrazaba a su padre. -Sabes que me fascina que vengan, no tienes que agradecer- dijo Darío. -No es eso papá, si te agradezco es por enseñarme a tomar siempre las decisiones correctas. Te voy a extrañar- explicó Ricardo.

Los chicos se despidieron con la mano de su padre y entraron a la sala de abordar...



LA DISEÑADORA

En una de las principales zonas corporativas de la ciudad, se encontraba un alto edificio. En el séptimo piso de aquel edificio había una agencia de Publicidad e Imagen Pública que, a pesar de apenas tener 8 años en función, había adquirido alto renombre en el ámbito. En la oficina de la vicepresidencia había una repisa con un gran número de portarretratos, en una fotografía se podía ver una pareja en su boda, en otra se veía a la misma pareja con sus gemelos en el parque; en la fotografía más actual podía mirarse a la misma pareja con sus  gemelos, y otro par de hijos. Una familia numerosa y feliz. Sofía entró a la oficina y miró aquella fotografía, con la creación de la agencia, Sofía dejó los platos sucios, los pañales y los juguetes en el piso. Poco a poco dejó de ser una ama de casa para convertirse en una importante publicista. No por ello dejaba de amar a su familia, lo másimportante en su vida. Sin embargo, su pasión era la publicidad y quería trabajar en ello todo lo que fuera posible. Además Carolina, Miguel, Natalia y Maximiliano ya no eran unos niños, y pronto vivirían su vida.

En el escritorio de la oficina de Sofía había un sobre con un memorándum. Aquel documento hablaba de importantes cambios que tendría la empresa en los próximos meses, de entre los cuales destacaba la sucesión de Sofía a la presidencia de la compañía, ocupada por Franco, su esposo, quien decidió retirarse y disfrutar de su hogar y su familia. Sofía aceptó la decisión de su esposo, pero ella quería seguir trabajando, así, despues de algunos roces y discuciones, Franco decidió ceder el título de Presidente a Sofía.
Sofía estaba bastante nerviosa, en unos días se haría el anuncio oficial, ella ocuparía la presidencia, aun no sabía si era lo correcto, pero era una mujer de riesgos y aunque no se sentía preparada para asumir esa responsabilidas iba a aceptar dicha oportunidad. Agoviada de pensar tanto en dicha situación se marchó temprano a su hogar. 

La residencia era la misma desde hace tanto años, cada rincón guardaba un recuerdo, cada pared mostraba el fantasma de cada rayón de crayola hecho por cada uno de sus hijos. Quienes ahora casi ya no pasaban tiempo en casa. Sofía abrió la puerta, no había nadie en casa. Fue a su habitación y se quedó dormida profundamente.

-¡Mamá, Despierta !tengo algo que decirte antes de que todos lleguen- dijo Carolina moviendo suavemente a su madre para que despertara. Sofía despertó y se sentó sobre su cama. Carolina parecía bastante emocionada. -¿Qué sucede Carolina? ¿Está todo bien?- preguntó Sofía a su hija. -Si mamá solamente quería que fueras la primera en enterarte, Alberto me ha pedido matrimonio ¡Nos vamos a casar!- dijo Carolina con su rostro iluminado por una gran sonrisa. Sofía abrazó a su hija, sin embargo la noticia le había caído como balde de agua fría...

LA CANTANTE

A las afueras de la ciudad, justo donde comenzaba la inmensa carretera para salir de la misma, había una lujosa zona residencial en medio del bosque, donde vivían Andrea y Luis Alcázar, dos desaparecidos cantantes que ahora solamente se dedicaban a escribir hermosas melodías para los artistas de moda.

Andrea disfrutaba mucho poder trabajar desde casa, donde contaban con su propio estudio de grabación y
Luis amaba realmente poder compartir con su mujer la pasión que sentía por la música. En dicho estudio, decorado por el sello característico de Andrea, colgaban infinidad de cuadros y fotografías, portadas de álbumes, fotografías de cantantes, fotografías del espectáculo universitario donde Andrea y Luis trabajaron por primera vez juntos y una fotografía de una linda niña a los tres años con traje de bailarina...

La noche estaba en su esplendor, Andrea y Luis estaban preocupados por Aurora, aquel día la chica había audicionado para ingresar a la Academia de Baile más importante de la ciudad. Andrea había preparado una una especial cena para festejar, confiaba en que su hija sería admitida....



-Vamos Aurora, no estés triste, pronto encontraremos una escuela, ya lo verás- dijo Luis a su hija quien estaba muy desanimada, tanto Andrea como Luis no creían aun que la chica no había sido aceptada. -De hecho, hemos pensado, que podrías estudiar en la universidad donde nosotros estudiamos, las artes son muy valoradas en esa escuela- dijo Andrea mientras servía la cena a su hija, quien no decía ni una palabra. -¿Te gusta la idea?- preguntó su madre pasados unos minutos. Aurora suspiró. - Yo quiero estudiar en esa academia, es la mejor de la ciudad, no voy a desistir de mi sueño, y aun tengo una posibilidad, pagar una cuota de recuperación- dijo la chica decidida mostrándoles a sus padres aquel papel que le dio uno de los profesores de la Academia. -Aurora, es un vil soborno, además es muchísimo dinero, no podemos pagarlo, además no tendríamos porque hacerlo, tu tienes talento, pero podemos ir a visitar nuestra universidad, estoy seguro de que te encantará, tal vez cambies de opinión- dijo Luis mientras tomaba la mano de su hija. La chica quitó su mano. - No quiero ir a esa estúpida universidad, ¿qué no lo entienden?- dijo Aurora bastante enfadada, se levantó de la mesa y salió corriendo...

Luis estaba bastante molesto por la actitud de su hija, Andrea lo tomó del brazo y comenzó a acariciarle.       -No puedo creer que a pesar de todo seas tan comprensivo, eres un gran padre- dijo Andrea dulcemente.    -Sabes que amo a Andrea como si fuera mi hija- dijo Luis aun molesto. -Lo es Luis, Aurora es tu hija, y se que siempre buscarás lo mejor para ella- dijo Andrea besando la mejilla de su marido...

Dieciocho Años, un gran salto en el tiempo, que para las personas de más edad pasa en un abrir y cerrar de ojos...

Hace dieciocho años conocimos a un joven fotógrafo viendo nacer a su hijo; a una diseñadora que dejaba el trabajo para disfrutar a sus pequeños hijos y a una cantante quien juraba amor y respeto eterno frente a la playa. Ahora, dieciocho años después nos encontramos con familias rotas, nuevas decisiones y secretos intrigantes, que solo serían descubiertos con el paso del tiempo...

martes, diciembre 21, 2010

Memorias de Portarretrato: Moda, piano, fútbol, tormenta y Ricardo. Conociendo a los Personajes Parte II


...El teléfono sonaba ocupado, Carolina intentaba llamar desesperadamente a Alberto, su novio. Había recibido una impactante e inesperada noticia, la cual, debía comunicar urgentemente a su novio. Carolina era muy parecida a su madre en carácter, decidida, creativa, amante de la moda, una mujer fuerte, pero suave, romántica e independiente a pesar de apenas tener 21 años. Ella y su hermano gemelo Miguel, eran como polos opuestos. Su sueño en la vida: Conocer París; ver sus diseños modelándose en una importante pasarela de la capital de la moda. Y a pesar de no interesarse en el modelaje, soñaba con algún día modelar uno de sus diseños en alguna pasarela.... El teléfono aun daba tono ocupado, Carolina estaba desesperada, tenía que hablar con, Alberto. Tomó las llaves de su auto, bajó increíblemente rápido las escaleras y salió corriendo a buscarlo.

Al escuchar que su hermana bajaba rápidamente las escaleras, Natalia interrumpió la bella melodía que interpretaba en el piano, la chica sabía que algo le sucedía a Carolina, pero creyó pertinente esperar a que su hermana regresara para preguntarle que sucedía. Natalia intentó regresar a su práctica. Posó sus suaves manos en las teclas del piano. Era muy bella muy natural, su largo cabello alcanzaba a rozar sus manos cuando las movía de una lado a otro mientras tocaba. Tenía un aspecto muy sobrio pero alegre, que combinaba con su auténtica y transparente personalidad. A diferencia de muchas chicas de su edad, Natalia esperaba que algún día llegara el hombre de su vida, creía firmemente que el amor verdadero era el primero, y que con él debía vivir el resto de su vida. Así que, a pesar de haber salido con un par de chicos, la relación nunca avanzaba a algo serio. Sensata, suave, dulce, soñadora, elocuente, perceptiva, sencilla, un poco tímida y de vez en cuando distraída, así era Natalia. Últimamente había pensado en un chico que conocía ya desde hacen tiempo, aunque no era un galán de película, para ella era muy apuesto, simpático y original... único... Un balón pegando en la ventana despertó a Natalia de sus pensamientos...

Maximiliano jugaba fútbol soccer en el jardín de su casa, era un chico de quince años, el menor de sus hermanos, que había heredado de sus padres la pasión por este deporte, imaginaba todo un equipo contrincante, corría por todo el jardín, entregándose al máximo al juego. Físicamente era idéntico a su madre, en carácter también eran muy parecidos. La adolescencia se llevaba los últimos tintes de su niñez, y cada vez pensaba más en chicas; precisamente al patear el balón pensó en una compañera de clases, tal pensamiento lo distrajo haciendo que el balón pegara en la ventana donde su hermana practicaba piano, la chica se asomó por la ventana y con una mirada reprensiva pero gentil le dijo que tuviera más cuidado. Después de pasados unos minutos, Maximiliano entró a la casa ya que había comenzado a caer una fuerte tormenta...

El cielo estaba oscuro, era extraño que en esas fechas cayera tormenta de tal magnitud, pero para el ánimo de Leonel el clima iba perfecto, a pesar de tener apenas catorce años era muy maduro para su edad; si, desconocía muchas cosas de la vida, y apenas comenzaría a vivir nuevas experiencias, pero la vida había sido algo dura para él. Sus padres se habían separado y ahora tenía que pasar unas vacaciones con su padre, con quien no se llevaba nada bien, su personalidad era muy parecida a la de su madre, así que eso no ayudaba a la relación con su padre. Leonel era tranquilo, serio, un poco arrogante, seco, frío y muy inteligente. Miró por la ventana de el apartamento de su padre, no toleraría mucho tiempo más ahí, quería tomar el primer vuelo y regresar con su madre, además, en el fondo, le costaba trabajo reconocer que le molestaba un poco que su hermano y su padre se llevaran tan bien...

Contrario a su hermano Leonel, Ricardo era un chico cálido, amigable, simpático, gracioso y ocurrente. Su personalidad era muy parecida a la de su padre, y físicamente se parecían también; por ello, padre e hijo se llevaban de maravilla, eran como mejores amigos; tanto así, que a pesar de que s u madre tuviera la patria potestad, Ricardo deseaba cumplir la mayoría de edad para vivir con su padre. Semrpe disfrutaban el tiempo que estaban juntos, y estas vacaciones no eran la excepción, los dos eran muy creaticos y les encantaba el arte, así que siempre había una película en el cine que ver o un museo que visitar. De momento Ricardo no  pensaba mucho en las chicas, había salido de una duradera relación, sin embargo hasta en eso era idéntico a su padre, era muy entregado y apasionado, romántico y con cierta tendencia por fijarse en chicas fuera de su alcance. El chico pronto iniciaría la universidad, y día con día la emoción por ello crecía, ya que, según su padre, sería la mejor época de su vida como estudiante y Ricardo le creía...




miércoles, diciembre 15, 2010

Memorias de Portarretrato: Moto, baile, bar, doctor. Conociendo a los Personajes Parte I

...El ruido del motor de una motocicleta al encenderse; los primeros tintes de la noche; el enmarañado y largo cabello de Miguel sobresaliendo de el casco. El chico se dirigía a ensayar con sus amigos, su pasión era tocar la batería, lo hacía muy bien, aunque sus padres se quejaban constantemente de el estridente ruido que provocaba en su habitación. Miguel era un chico atrevido, seguro de si mismo, un tanto ácido, con una personalidad peculiar y una constante maña de decir lo que pensaba sin un mínimo toque de tacto, arriesgado, mujeriego, apasionado y eufórico, fiestero y muy sociable. A sus 21 años Miguel aun no decidía que sería de su vida, y no le importaba saberlo, de momento era feliz y si de una cosa estaba seguro es que no quería continuar con la labor de la empresa de sus padres, siempre decía que él no estaba hecho para los trabajos de ropa formal y oficina, por ello actualmente trabajaba en un cine cerca de su casa. Físicamente era idéntico a su hermana gemela Carolina, ambos tenían un exagerado parecido con su padre, excepto por el cabello, ondulado como el de su madre. Ahí estaba Miguel, escuchando rock a todo volumen en sus audífonos, con el aire golpeando su rostro y volando su cabello, pensando en que tal vez, sólo tal vez, su destino era ser baterista y nunca estudiar una carrera universitaria...

...Aurora caminaba molesta, enojada. Cruzaba rápidamente la avenida que justo un par de minutos antes había cruzado Miguel en su motocicleta. La chica iba de regreso a su casa después de haber audicionado para ganar un lugar en la Academia de Baile más importante de la ciudad, la academia "Les Folies Danseur". Apenas hace unos minutos la chica había bailado espectacularmente frente a los profesores que elegían a los alumnos de la academia. Aurora era excesivamente segura de si misma, engreída pero noble, era muy consentida por sus padres y siempre conseguía lo que quería. Tenía una figura escultural puesto que bailaba desde pequeña. El baile era todo para ella, era su vida. Su corte de cabello a la altura de la barbilla la hacía ver sensual e interesante, era seductora si quería u obstinada y orgullosa dependiendo el caso. Amigable, pero elitista, sociable pero selectiva, así era Aurora; quien a diferencia de su madre no sentía ni una pizca de nervios al estar frente al escenario. Al terminar su rutina frente a los profesores se sintió satisfecha. Sin embargo no fue suficiente, no había conseguido un lugar en la academia; estaba horrorizada, puesto que creía que era un hecho que estudiaría baile en "Les Folies Danseur". Cuando todos los aspirantes partieron un profesor de la mesa de evaluadores se acercó a Aurora y le dijo: -Tienes potencial, estoy seguro que con una cuota de recuperación te podríamos buscar un lugar- Acto seguido el profesor dio a Aurora un pequeño papel con una exorbitante cifra monetaria escrita. Aurora se sorprendió y enfureció más, tomó su maleta y salió de la Academia. Minutos después recibió una llamada de su mejor amiga...
Aquel día, el bar favorito de Greta estaba repleto, a pesar de apenas haber cumplido la mayoría de edad la chica lo conocía de pies a cabeza y asistía muy frecuentemente. Greta era una chica muy alta, delgada y morena, atractiva y a la moda. No obstante, era una chica distraída, fácil de influenciar, ingenua y manejable, excesivamente extrovertida, divertida, fiestera y sociable. Aquel día en el bar ya había bebido bastante, llevaba tacones muy altos y le costaba mantenerse en pie, aun así bailaba sensualmente con un chico que acababa de conocer. De momento Greta miró su reloj, eran las ocho menos diez, eso quería decir que su mejor amiga había salido de tan importante audición. Como pudo salió de el bar y se dispuso a llamar a su mejor amiga deseando recibir buenas noticias. Al ver la pantalla de su móvil se percató de varias llamadas perdidas de su hermano mayor...

En la facultad de medicina de la universidad más importante de la ciudad estudiaba Alberto. Era un chico ejemplar, el orgullo de sus padres, culto e inteligente, ordenado, tranquilo y estudioso; estaba por convertirse en Médico con calificaciones honorables, era bien parecido y elegante. Tenía muchos proyectos y planes de vida. Físicamente también tenía percha de doctor, alto, delgado, siempre peinado perfectamente, usaba gafas y siempre se le veía pulcro. A pesar de sus múltiples ocupaciones escolares siempre tenía tiempo para convivir con sus amigos, con su familia y con Carolina, su novia. Aquel día, al llegar a casa encontró a su padre sumamente enojado ya que desconocía el paradero de Greta, quien no había sido vista desde la mañana. Alberto intentó encontrar desesperadamente a su hermana menor llamándole varías veces a su teléfono móvil...